Por fin se decidió la suerte de la emblemática edificación en donde por años funcionó el colegio de La Sagrada Familia en el barrio El Peñón. Esta construcción que domina el parque, ocupa una manzana de casi una hectárea y su destino fue un interrogante luego de que el colegio se trasladara al sur de la ciudad.
Que lo van a demoler. Que lo compró la cadena Estelar. Que lo adquirió Sofitel. Que se está cayendo, en fin, docenas de conjeturas se tejieron alrededor de esta mole de tres pisos prácticamente intocable por su arquitectura y antigüedad.
Y ni lo uno ni lo otro. Un arquitecto caleño de 31 años que cobró importancia por el diseño de la fachada del Centro Médico Vida por los lados de Tequendama, tuvo las agallas de plantearles a las monjas un negocio que finalmente aprobaron para allí realizar un proyecto gastronómico, comercial, hotelero y de entretenimiento.
Jerónimo Jiménez, que así se llama el muchachón, concibió una idea que gustó a las propietarias: conservar lo conservable, restaurar lo restaurable y demoler lo demolible. Así las cosas, los amplios corredores y los patios interiores servirán para que en torno a ellos se monten restaurantes, reposterías, cafés y librerías, privilegiando así la vocación gastronómica de la zona.
Adicionalmente habrá un espacio para la moda, previéndose unos pocos locales para los diseñadores (as) que descollan en Cali.
Por otra parte La Sagrada Familia ofrecerá 44 suites hoteleras de gran calado con gimnasio y spa, que lejos de sumarse a la guerra del centavo de los alojamientos, será una opción maravillosa de hotel-boutique, modalidad que tiene un creciente mercado.
Y habrá más: salones para eventos en lo que es hoy la iglesia y el auditorio. Una gran bolera para que la juventud tenga otra opción distinta a los bares y discotecas de los que estamos "hasta aquí", un centro lúdico para los niños con espacios interactivos para entretenimiento y claro, una zona húmeda con todos los juguetes.
Semejante proyecto requería de la experiencia de los años y la experticia en las entretelas jurídicas y de mercadeo, y a Jerónimo no le costó mucho convencer a la también arquitecta Fabiola Aguirre, experta en saber dónde ponen las garzas, por dos razones: porque le pareció 'brutal la idea" y porque es la mamá de Jerónimo.
El proyecto tiene un costo de $70 mil millones y se financiará con la venta de las áreas anteriormente descritas, con el respaldo de algunas entidades financieras que le están apostando a la iniciativa y el concurso de expertos en propiedad raíz y hotelería. Ah, y me faltaba algo fundamental: los parqueaderos. Pues bien, Jerónimo en la parte de atrás de la edificación tumbará un adendo espantoso que demerita la fachada y construirá allí un edificio para albergar 120 vehículos con un sistema alemán de ascensores único en Colombia. Bendiciones para el proyecto.
PD: El miércoles 13, a las 7 de la noche, en la Sala Beethoven, el bajo caleño Arturo Orozco Varela ofrecerá un concierto acompañado por el pianista Juan Carlos Muñoz: una de las pocas oportunidades de escuchar esta voz semi clandestina de uno de nuestros más afamados cantantes líricos y operáticos.
Este muchachón no es siquiera arquitecto...es ingeniero industrial, además de ser el hijo de la ex de Planeación....si la misma que permitió que el barrio de Granada se convirtiera en el muladar que es hoy, entre otras cosas.
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