Un pasado sin aire acondicionado, sin anestésicos, sin ambulancias, donde a uno se le pueda llevar al otro mundo una simple tuberculosis? No, gracias, confiesa Allen en entrevista con Efe en un hotel de La Croisette.
Y sin embargo es el asombroso pasado de una ciudad deslumbrante, París, el que propone visitar Allen (Nueva York, 1935) con "Midnight in Paris", la película que inaugura la 64 edición del Festival de Cannes, en una personal y reconocidamente subjetiva visión de lo que un americano ve en la capital francesa, gracias fundamentalmente al cine.
Una historia de regreso al pasado es la que Allen hace protagonizar a Owen Wilson y Rachel McAdams, a quienes acompañan Adrien Brody, Cathy Bates, Marion Cotillard y Carla Bruni.
Un escritor de guiones de cine acompaña a su novia en París, y a los padres de esta, que obviamente no le soportan como futuro yerno, y los sueños del protagonista encuentran un original escape hacia la bohemia parisina que habitaron Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Gertrude Stein o Scott Fitzgerald.
"Originalmente pensé que el personaje caminaba por la noche y se encontraba con dos personas encantandoras con champán y le decían: 'Vamos, sube al auto'", contó Allen a Efe al aludir al protagonista de su historia, que finalmente ha encarnado Wilson.
"Primero se resiste y luego dice, por qué no ir con ellos y tomar unas copas y pasar una noche divertida?", continúa el director, en la indumentaria "Allen" más clásica que se pueda reconocer.
"Y se lo llevaban a una aventura, pero no sabía de qué aventura se trataba... Y luego pensé adónde se lo podrían llevar? Y es que llevárselo a una fiesta en el tiempo presente no habría sido tan interesante", asegura convencido el director.
"Así que, si iba a una de esas fiestas, abría la puerta y toda la atmósfera era diferente, como de los años veinte, con Cole Porter al piano y Scott Fitzgerald y su esposa, pues sería interesantísimo y milagroso". Dicho y hecho.
"A partir de ahí, todo empezó a funcionar muy bien", reconoce el director sobre el resultado de las divagaciones acerca de un título, puesto que asegura que lo único que tenía claro era lo de "Midnight in Paris", pero nada sobre qué podría pasar en una medianoche parisina.
"Había escrito una versión de esta película hace tiempo (...) La idea de personajes en los años veinte siempre me había interesado", admite.
Y agrega: "Hace muchos años pensé en hacer un asesinato de misterio con todos estos personajes y luego decidí que no la hacía. Pero siempre me han fascinado los artistas y bohemios en París durante esos años".
Pero eso queda para el cine, porque el reconocido hipondríaco Allen tiene claro que no le gustaría vivir en el pasado. "No, porque no tenían nodocaína cuando vas al dentista, y no tenían aire acondicionado, ni ambulancias que podrían venir a llevarme (al hospital)".
"Y es que pensamos en las cosas encantadoras, pero no pensamos en todas esas mujeres que morían al dar a luz en aquellos tiempos; que no había remedio para la tuberculosis, y la gente se moría de esto, y de sífilis", alerta.
Ahí Allen se pone derecho en el asiento y deja claro que para el cine está muy bien, pero el avanzado siglo XX tiene sus ventajas.
"Pero, claro, cuando piensas en aquello y te representas una imágen de ello, pues sólo tomas los momentos bonitos".
París bohemio y, en el cine, tremendo, pero pensar en que a uno le dé algo y no haya servicios de urgencia en condiciones, pues va a ser que no.
Satisfecho una vez más de no formar parte de la competición, Allen recibe agradecido la invitación del Festival de Cannes, pero con limitaciones.
"Nunca he estado en competición. He ido a festivales por todo el mundo y muchísimas veces en Cannes y nunca he estado en competición porque eso lo fastidiaría".
"Muestro la película, a la gente le puede gustar, o no, si es mala. Pero competir con la película de otro me parece tonto", sentencia Allen.
EFE
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