Se ha visto pocas veces en la historia política colombiana que un candidato presidencial desprecie públicamente el apoyo de una bancada parlamentaria. Y mucho menos a una que tenga en el bolsillo un millón de votos en las urnas.
Pero eso fue lo que hicieron Juan Manuel Santos y Noemí Sanín cuando se les preguntó sobre una eventual adhesión del Partido de Integración Nacional (PIN) a sus campañas. Los dos candidatos que encabezan las encuestas fueron categóricos. Mientras el candidato del Partido de la U dijo que prefería perder las elecciones a ganar con el apoyo del PIN, Sanín insistió en que "el Partido Conservador no hará acercamientos con ningún colombiano que esté por fuera de la ley".
La respuesta de ambos es políticamente correcta y necesaria desde el punto de vista estratégico. Ninguna campaña que busque cautivar el voto de opinión puede darse el lujo de aceptar una alianza con un partido cuestionado por tener en sus filas a parientes y cuotas de parapolíticos y personas acusadas de tener vínculos con la ilegalidad.
Pero pocos pensaban que el desprecio iba a ser tan rápido y frentero. Mucho menos que viniera de los dos únicos candidatos uribistas. No en vano, días antes de las elecciones parlamentarias, las directivas del PIN señalaron que apoyarían a un candidato de naturaleza uribista. Y en esta campaña, sólo Noemí y Juan Manuel encajan en esa categoría. El veto público cayó como un baldado de agua fría en esa colectividad. En la reunión de bancada citada para que 9 senadores y 13 representantes elegidos por el PIN se vieran la cara por primera vez, hubo desconcierto y malestar. Sus militantes no entendían que los candidatos a la Presidencia pudieran subestimar el millón de votos que obtuvieron en las urnas y que les permitió consolidarse como la cuarta fuerza política del país.
¿A quién se dirigirá el apoyo parlamentario de esta nueva y poderosa bancada? Ni siquiera en el PIN hay claridad al respecto. La posibilidad de apoyar el voto en blanco, que se ventiló el día que sus miembros se reunieron, es poco viable. Ninguno de los elegidos se arriesgaría a no hacer parte de ninguna coalición y a perder las dádivas burocráticas y poder de negociación que esto implica. A los parlamentarios siempre les conviene pegarse a un candidato, más aún si este tiene posibilidades de ganar.
Depurarse en aras de dejar de ser el patito feo de la política también es una opción difícil. Algunos de sus miembros han considerado plantearle al comité de ética del partido que expulse a los congresistas electos que tienen vínculos con personas procesadas por la justicia. En particular, a Héctor Julio Alfonso López, hijo de Enilse López, 'la Gata', y a Teresita García, hermana del ex senador Álvaro García Romero, condenado a 40 años de prisión. Sin embargo, la ley de bancadas no es clara sobre lo que pasa con las curules de un partido cuando algunos de sus integrantes son expulsados del mismo. Y, más allá de los formalismos, estos electores no se resignarían a perder el poder político que obtuvieron en las urnas. Además, López y García no son los únicos congresistas del PIN cuestionados. El confuso proceso electoral en el Valle también hizo que académicos y misiones electorales extendieran dudas sobre la figura del contratista Juan Carlos Rizzetto, quien aparentemente contó con el apoyo de funcionarios públicos del departamento para su elección. Adicionalmente, los electos senadores Carlos Quintero y Emel Hurtado son reconocidos por su cercanía con el ex senador Juan Carlos Martínez, investigado por parapolítica. Y al nuevo senador Antonio José Correa se le cuestiona su cercanía a 'la Gata', quien también habría impulsado a cinco representantes a la Cámara. De ahí que el camino que más parece ajustarse al destino de este partido es apoyar, por debajo de cuerda, alguna aspiración presidencial. Varios de sus parlamentarios le dijeron a SEMANA que incluso han recibido mensajes de varias campañas para que, individualmente, las apoyen. Bien lo resumió un miembro del PIN en diálogo con esta revista: "Nos han tratado como una moza. Quieren estar con nosotros, pero sin mostrarnos".
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